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Sigue la lucha por hacerse con el mayor número de usuarios de patinetes eléctricos en Madrid
El Ayuntamiento de Madrid ha cerrado ya la lista de las licencias que ha concedido para poner patinetes en la ciudad. Son un total de 8.610 repartidas entre 18 empresas, de las 25 que presentaron su solicitud. «Han llegado más compañías de las que preveíamos», reconocen fuentes del consistorio que hizo pública la criba el pasado martes. A las últimas reuniones celebradas con el área de desarrollo urbano sostenible iban unas 19 empresas interesadas. Al menos seis han aparecido muy recientemente y sin anunciarlo públicamente. «Hay empresas que ni siquiera han venido a las reuniones. Es un sector muy nuevo».
Los datos publicados en el Portal de Datos Abiertos del Ayuntamiento de Madrid, además de ver cuántas licencias se han concedido por barrio y distrito, permiten saber qué empresas acumulan más.
Aunque durante el verano, antes de el Gobierno de Ahora Madrid ordenase retirar los patinetes de las calles, las dominantes eran Lime, Voi y Wind, el despliegue que veremos en los próximos dos meses no tendrá mucho que ver. A Wind solo le han dado 136 licencias, a Voi 162 y a Lime 641. Lo gordo se lo han llevado cuatro nuevas compañías que, juntas, acaparan la mitad de las licencias. Ninguna ha operado antes en Madrid.
Taxify es una empresa estonia con 155 millones de euros de inversión que hace lo mismo que Uber y Cabify pero que recientemente ha entrado en el mercado del patín (como Uber y Cabify) y aún no tiene equipo en Madrid. Flash es una empresa berlinesa con 55 millones de euros de inversión creada por el fundador de Delivery Hero (un Just Eat alemán) que solo se dedica a los patinetes y ya funciona en Suiza y Portugal. Koko es una empresa madrileña que empezó a funcionar en Zaragoza y que actualmente espera a que se resuelva la licitación a la que se ha presentado allí, porque el ayuntamiento solo dará permiso para operar a dos empresas con 850 patinetes cada una. Y SJV Consulting es una consultoría fundada en 2015 que se dedica a la «gestión empresarial e intermediación en operaciones inmobiliarias nacionales e internacionales» y de la que aún no se conoce negocio en ningún sitio. Es la que más patinetes podrá poner en Madrid: 1.319, un 15,3% del total.
Recién llegados
¿De dónde sale SJV Consulting y por qué una empresa desconocida en el sector concentra tantas licencias? El administrador único de la compañía es Santiago Vega de Seoane Saez y esta no es su única actividad. Vega de Seoane tiene varios negocios inmobiliarios: es consejero en Dicosegas, una empresa de compraventa de inmuebles, administrador solidario en Orvega Real Estate y Tayga (inmobiliarias) y Svan, otra consultoría empresarial.
Santiago también juega al golf y tiene una empresa dedicada a este deporte. Es apoderado y CEO de Catalink, el holding al que pertenece Castellana Golf, una tienda de productos y viajes de lujo a pistas de golf de todo el mundo (Escocia, México o Indonesia entre otras).
En Castellana Golf, nuestro hombre de los patinetes comparte negocio con el administrador único, su tío Álvaro Vega de Seoane Azpilicueta, que a su vez es hermano del expresidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane Azpilicueta, un poderoso ingeniero que ha estado en el consejo de administración de empresas como ThyssenKrupp, Red Eléctrica de España, SEAT, CAMPSA, IBM España, Scheweppes o Grupo Ferrovial. En sus últimas cuentas presentadas, las de 2016, Castellana Golf registró 175 euros de pérdidas y no informó del volumen de negocio.
Hasta hace pocos días, Santiago Vega de Seoane ni siquiera estaba en el grupo que comparten todos los CEOs de empresas de patinetes en Madrid para pasarse información y experiencias. Tampoco ha acudido a ninguna reunión. «Dentro del sector nos conocemos todos», reconocen desde una de las compañías. «Él acaba de entrar». A diferencia de Castellana Golf, SJV Consulting sí que gana dinero: en 2016 ingresó 100.000 euros de los cuales 30.000 fueron ganancias.
Paradójicamente, que SJV Consulting no tenga ninguna experiencia en el sector parece la clave para entender por qué ha solicitado y conseguido tantas licencias. El Ayuntamiento de Madrid ha abierto un cupo de 8.610 divididas entre todos los distritos. Por ejemplo: en el centro solo permitirá 310 patinetes. Pero el centro es el distrito más jugoso para cualquier empresa, porque es donde más gente y potenciales clientes hay. Así, las empresas más experimentadas han huido de pedir licencias en la periferia, donde el negocio puede ser poco o nada rentable, y se han centrado en el interior de la M30.
«Nosotros hemos sido muy selectivos con los barrios: hemos estudiado la movilidad y el índice de delincuencia. Donde lo hemos hecho, hemos pedido el máximo de patinetes por barrio. Si en el centro permiten 310, pues pedimos 310 ahí. Pero al dividir esos 310 entre todas las empresas solicitantes, a cada una le corresponden muy pocos», explica el fundador de Eskay, Juan Jiménez. En el distrito Centro, por ejemplo, Eskay tendrá 16 y, el resto, unos 21 cada una. Esto también es malo para el usuario, porque tendrá que abrir varias aplicaciones para ver qué patinete le queda más cerca.
Las empresas con menos experiencia en Madrid – SJV o Flash- han pedido licencias en todos los distritos, sin distinguir entre centro y periferia. Y, como en la periferia no tenían competencia, se las han llevado todas.
SJV Consulting tendrá el grueso de su flota Villaverde, Fuencarral, Villa de Vallecas y Carabanchel. En Chamberí, Retiro y Salamanca, en cambio, no tendrá más de quince porque compartirá espacio con otras. En algunos distritos SJV acapara hasta el 42% del total de licencias. Este mapa muestra la correlación del número de licencias obtenidas por la empresa en cada distrito y el número total de licencias ese mismo distrito.
«Las empresas que tienen más de 1.300 licencias es porque han pedido muchas en todos los barrios. Eso tiene pros y contras», continúa Jiménez. «El pro es que tienes un montón. El contra es que si un patinete no genera beneficios, genera pérdidas. Si tienes 15 o 20 patinetes en El Goloso y no se mueven, cada día tienes que pagar por ellos: mantenerlos, cargarlos… E igual te roban dos al día. Sí, tienes 1.300, pero quizá la mitad te penalizan económicamente. Todos somos nuevos en esto, pero puede parecer un error».
¿Para qué querría alguien tantas licencias no rentables?
El Ayuntamiento ha concedido licencias a las empresas que han entregado la documentación correcta, que incluía informar sobre qué tipo de vehículos iban a utilizar. Dentro de quince días cada una tendrá que dar acceso a su app y dentro de dos meses como máximo deberá empezar a operar.
Si SJV Consulting, una empresa que hasta ahora se dedicaba a la consultoría inmobiliaria y que acaba de llegar al sector, tendrá toda la operativa preparada para entonces o no es un misterio. Santiago Vega de Seoane ha rechazado una petición de información de este medio con un escueto mensaje: «Estamos centrándonos en el negocio, que el tiempo apremia. Hay que estar muy centrados para lanzar los patines y hacerlo bien por lo que no me presto a entrevistas por este motivo».
Entre el resto de empresarios corre la teoría de que SJV Consulting se ha metido en el negocio para especular con las licencias y terminar vendiéndolas. «Hecha la ley, hecha la trampa», dice uno de los empresarios consultados. «Tú no puedes vender las licencias, pero puedes vender la empresa entera». En el Ayuntamiento sí han previsto qué pasa con las licencias si la empresa que las tiene concedidas no las usa -se devuelven y se conceden a otra- pero obviamente no pueden evitar que una compañía compre otra «inflada» a base de licencias.
Que uno de los socios de Santiago Vega de Seoane sea dueño de una gran flota de 250 VTCs -Borja González Hermosilla, administrador solidario en Orvega-, alimenta las sospechas del resto de operadores.
«No sabemos qué tipo de empresas van a apostar por esto. Pero cuando el Ayuntamiento da autorizaciones, se las da a una empresa con un modelo de patinete y marca comercial concretas», continúan desde el departamento de desarrollo urbano sostenible.
Un modelo «imposible»
Madrid es la única ciudad del mundo en la que la concesión de licencias para patinetes va así. En otras, como Zaragoza, los Ayuntamientos han sacado a concurso uno o varios paquetes de cientos de patinetes para dárselos a pocas empresas. Aquí competirán hasta 19 distintas y nadie sabe si, de aquí a un tiempo, todas podrán sobrevivir.
«El modelo de Madrid es imposible de rentabilizar», concluye uno de los empresarios consultados. «Para el usuario, la distribución entre tantas empresas no tiene sentido. Y para las operaciones es muy complicado. La pregunta es cómo se va a desarrollar a largo plazo. Si todas las empresas estamos aquí es para hacerse con el mercado. Además, cómo le explicas a un inversor que no estás en Madrid».